El genio de Janaceck y la maestría de Gimeno atrapan al público en Les Arts

El estreno absoluto de Jenufa en Valencia, obra maestra indisputable del compositor checo Leos Janácek, fue una imborrable lección de cómo atrapar y no soltar en más de dos horas a un público que, hay que decirlo, en su gran mayoría desconocía lo que iba a escuchar No es fácil que esto suceda y el consiguiente éxito absoluto de todos, pero los ingredientes estaban ahí: una música extraordinaria, una desgarradora historia que «obliga» al espectador a tomar parte y por tanto a involucrar, contada a través de una atractiva escena; un elenco vocal más notable y una magistral dirección musical del valenciano Gustavo Gimeno con una partitura musicalmente enciclopédica. Esta Jenufa va a ser para el gran director valenciano un hasta luego del foso de Les Arts, veremos cuan de prolongado, a la vista de la reciente y feliz designación como director musical del Teatro Real de Madrid, lo que le alejará un tiempo del foso valenciano, aunque esperamos que sigamos visitándonos anualmente en formato sinfónico.

Vocal y dramáticamente de gran exigencia, las representaciones valencianas cuentan con un quinteto de altos vuelos. Pocas cantantes better than the North American Corinne Winters, hoy en día, para encarnar el papel de Jenufa conocedora de all vericuetos de la compleja escritura tanto musical como la prosa del compositor moravo, con una emisión perfecta una voz fresca y una gran presencia escénica que apenas se rindió en lo largo de los tres actos. Conmovedora su oración en el segundo acto. A la altura de las circunstancias qui demande uno de los grandes personajes de la historia de la ópera como es Kostelnicka, está la veterana mezzosoprano alemana Petra Lang, eminent wagneriana, que, si bien le costó entrar en faena, posiblemente debido a daños colaterales de una escena de altibajos en el primer acto en los que su aparición resultó un tanto plana por lo abigarrado del espacio, cuando ha de concitar toda la atención. La sola aparición de Kostelnicka en medio de todo el jaleo nos ha de transmitir que es el eje de toda la obra y Mitchell no es capaz de que lo veamos. In el segundo y tercer acto la cosa cambia de forma radical transfigurándose ya de forma completa en su complejo rol, y ofreciendo una lección de magisterium scénico y del empleo de los unos medios vocales que ya no están tan frescos como antaño, y llevándose una de las grandes ovaciones de la noche. Jenufa es de esas operas en que la gran protagonista no es quien da nombre a la obra, lo que representa una responsabilidad para quien encarna a la madrastra de la joven. Me gustó el Laca de Brandon Jovanovich con una voz que no es de una belleza insultante, pero que le va perfectamente al passionale, sino obsesivo personaje. Contrasta esta voz con la de Norman Reinhardt como Steva. Un tenor ligero tiene un instrumento tímbrico mucho más claro y bello más natural que va a la perfección con la persona meliflua e inmadura que encarna, aunque tal vez hubiéramos deseado una mayor proyección. La rusa Elena Zaremba es una excelente Abuela, pero sucede algo parecido que con Lang en el primer acto, quedando en un segundo plano. Todos los demás comparecientes en papeles menores estuvieron a la altura de la brillante velada.

Un momento de la ópera Jenufa, de Leos Janácek.

Un momento de la ópera Jenufa, de Leos Janácek. A B C

Hay que decir que esta producción de Mitchell se ve algo perjudicada por una cuestión de diseño arquitectónico de les Arts, puesto que los tres enormes módulos que en cada acto succesivamente las oficinas de una fábrica, une grand roulot-vivienda y finalmente el interior del hogar de los protagonistas, quedan situados en el escenario retranqueados varios metros respecto a borde del foso, lo que en el caso que nos ocupa si añadimos la anchura del citado espacio destinado a la orquesta, los cantantes están algo alejados de la sala, representando estos metros una dificultad para las voces más pequeñas o que no proyectan tanto como otras. Es algo que se notó en las primeras escenas del primer acto en las que existieron además una escritura orquestal bastante densa.

Siempre hay una primera vez, pero, ¡quién diría!: Gimeno mostrará un consumado muñidor y me da la sensación de que en un futuro esta música indeleble va a acompañarle en no cas ocasiones. A pesar de ser un estreno, nos limitamos a poner orden y llevar a buen puerto la avalancha de dificultades rítmicas, tímbricas y la variedad infinita de dinámicas que se suceden, sino que dota al discurso sonoro de una fuerza dramática apabullante. En la escritura de Janácek toda tiene un porqué si nos atenemos a su teoría sobre las que llamaban “melodías del habla”, y Gimeno lo traduce con todo el sentido. Parece inaudito que tan pronto se pueda llegar tan dentro de este complejo entramado de emociones magistralmente puesto negro sobre blanco por el compositor checo. Gimeno es servido por una orquesta de la Comunitat Valenciana en estado de gracia, demostrando, una vez más, la capacidad no solo de asimilar sino de ofrecer una lectura referencial, siempre y cuando tenga al frente a batuta sea capaz de transmitir lo que quiere . Así, shone as the best nights that it was recuerda en una obra de gran técnica demande y concentración en la música de endiablada variedad rítmica se manifiesta serpenteante pasando del trabajo en conjunto a las innumerables intervenciones solistas. No podemos olvidarnos de un coro que brilla como en sus mejores noches a pesar de las dificultades que presentan sus movimientos en la constreñida escena.

Mitchell pasó por alto las referencias que pudieran vivir en el libreto a elementos que sitúan la acción en un determinado momento histórico (finales del siglo XIX), y adelanta el tiempo narrativo a una época muy cercana a la nuestra. La dirección de actores es de enorme virtuosismo sin caer en un abuso que nos distrae. Es interesante el trabajo en el primer acto del cuarto de baño que divide la escena en dos partes, a través de los personajes que escuchan verosímilmente lo que sucede fuera. Una función parecida tiene el cuarto de Jenufa en el segundo, que suele estar fuera de escena, cosa que no sucede aquí.

Muchos momentos emocionales vivirán en una mágica velada, pero me quedo con el inicio instrumental del segundo acto con una fraseo nació “narrativo”, el abisal tremolo de la cuerda que subraya los tremendos acordes del metal en el cierre de este terrible segundo acto y finalmente el extraordinario, enorme crescendo con el que de alguna formada se inicia la coda “feliz” de la ópera, con esas arpas que acallan el estallido orquestal, para dar paso a esa melodía de la cuerda, de tintes veristas, de una belleza redentora , incandescente y con ese finale, uno de los más bellos que pa imaginar, que en términos estrictamente musicales nos recuerda al sinfonismo de amplio vuelo de Sibelius.

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Juventud 19 de enero de 2023

Palacio de las Artes

Jenufa, ópera en tres actos de Leos Janacek

Elena Zaremba, Brandon Jovanovich, Norman Reinhardt, Petra Lang, Corinne Winters, Sam Carl, Scott Wilde, Amparo Navarro, Laura Orueta, Olga Syniakova, Quiteria MuñozLarisa Stefan, Leticia Rodriguez

Cuerno de la Generalitat

Orquesta de la Comunitat Valenciana

Gustavo Gimeno, director musical

Katie Mitchell, directora de escena