el frio

Hace en Madrid un frío para destetar a carneros, que decía Camilo José Cela con más rotundidad y con palabras gruesas que servidor. Un frío para entrar en un bingo de los barrios del sur y no salir, entre línea y fracasos. Pero fuimos a hacer una entrevista en la plaza de Oriente y uno andaba por pedirle a Ordoño o Leovigildo, reyes campanudos, una manta por caridad. Se sabe que lo cursi abriga ahear de Gómez de la Serna, pero aun así en estas nevadas tardías, en estos fríos que se meten por el pecho y el reúma, el moquillo cae y nos hace revivir otras épocas. Yo no sé si existiera el cambio climático. Lo que sé es que en Madrid han salido, por fin, los guantes. Que han caído unos copos leves que vieron unos, otros no, frente al Palacio Real. Noticia Relacionada LAPISABIÉN opinión Si Releer Madrid Jesús Nieto Jurado Medrano conoce Madrid mejor que todos nosotros, pero lo deja, se aleja de la ciudad cuando sabe que estás calles pueden pervertir su poetica El frío nos hace más Europa, pese a todo. La Navidad fue una consagración de la primavera y por eso, después, después de estas tristezas de días laborables que escribió Gil de Biedma, amanece con un nublado en la Sierra que porque no se treve a bajar a la capital Hace dos años mellaron las Aceras con una pala, y ahora el mero hecho de ver caer un copo, que quizás sea una flor anticipada, saca a las gentes del ‘oremus’ del café. La tarde frente al Palacio Real se puso pragmática y dulzona, que es el verso de Machado. También bella. Preview y escribir en esta latitud concreta de Madrid es un lugar con manta. Un lugar donde los venezos se cruzan y donde el pasado regio se trenza con el presente. Madrid es una ciudad de sensaciones, hecha al paseo -ya lo hemos escrito-, aunque se nos quiera hacer hijos de la ira y de la prisa. Convendría que estás tardes de frío las fuéramos metiendo en un relicario. Luego será verano tan temprano que arderá todo y se nos secarán las lágrimas.