“Dumas no pasa de moda, su capacidad de emoción sigue intacta”

Para mantener el interés por los clásicos conviene actualizar las traducciones. En esa tarea está la colección A Tot Vent de Edicions Proa: en los últimos años su catálogo se ha enriquecido con nuevas versiones al catalán de clásicos universales: La Recherche de Proust (Valèria Gaillard), ‘El cuarteto de Alejandría’ de Durrell ( Lluís-Anton Baulenas), las comedias de Molière (Miquel Desclot), los Cantos de Leopardi (Narcís Comadira) o ‘Els tres mosqueters’ de Alexandre Dumas que ha convertido Anna Casassas.

Los mosqueteros de Dumas, señala el editor Jordi Rourera, van más allá de la novela de capa y espada. Su condición de clásico popular brinda una diversidad de lecturas intergeneracionales. “Lo encuadrarás en la literatura juvenil que se divide en ediciones resumidas, pero defraudarás el relato original y lo completarás”, aconseja.

Anna Casassas, que emprendió la traducción hace cinco años, parte esa opinión: “Yo la recordaba como una lectura de juventud y al releer la novela de mayor he podido valorar la magnífica escritura del autor, su fina ironía y una transgresión moral que hace que los ‘malos’, como el cardenal Richelieu, te caen bien. Dumas no pasa de moda, su capacidad de emoción sigue intacta; los diálogos no son redundantes, sino sustanciosos”, subraya.

En las guardas de ‘Els tres mosqueters’ aparece un mapa del París de 1615, una década antes de la época en que transcurre la historia. Casassas ha mantenido los topónimos en francés y ha catalanizado aquellos que adquirieron protagonismo en la trama. El traductor llama la atención sobrio el significado de ciertas palabras como “burgués” o “calzas” que en el siglo XIX tenían una percepción diferente de la actual: “No he querido modernizar nada, al contrario, mantuvo esa luz pátina de época en las exclamaciones o en alguna palabra un poco arcaica, y me limitó a añadir un par de palabra para aclarar algún sentido, por ejemplo, que la bandera blanca es la bandera real y no una señal de rendición”.

La foutinesca serie de los mosqueteros que inició Dumas en 1844 prosiguió con ‘Veinte años después’ (1845) y ‘El vizconde de Bragelonne’ (1848). Ambos títulos guardan una versión catalana para su disfrute lector en el siglo XXI.