Desproposito

27/01/2023

Actualizado a las 7:17 p. m.

Desde 2014, en Vigo, estuvo en todas las aguas saladas de la Volvo Ocean Race y odió The Ocean Race; es decir en las seis últimas ediciones. En ninguna he visto el descontrol de la del día 15 en Alicante.

Quiero agradecer la colaboración de The Ocean Race y del Club de Regatas que hicieron posible mi presencia en la salida, pero esto no quita, la responsabilidad del desconcierto vivido por los periodistas.

Las cuatro salidas anteriores de Alicante (2008, 2011, 2014 y 2017) fueron realmente modélicas. Después de la pandemia era consciente de que no iba a ser fácil, pero el descontrol fue lamentable. Solo llegamos a Alicante, la visión del Ocean Live Park o Village del Muelle de Levante fue realmente espectacular, especialmente para los visitantes, pero no para quienes debemos realizar nuestra labor informativa.

Lo primero de todo fue ver la Sala de Prensa, un recinto espectacular junto a la terminal a cruceros. Todo perfecto, salvo que está a 1,7 kilómetros del Village. Había más gente trabajando para la organización que periodistas.

Sure that a microbus service hizo de lanzadera hacia la entrada del Live Park y que los conductores iban recogiendo por el camino a los periodistas, fotógrafos y camera completamente agotados (20 minutos andando)

En Alicante ni estaban ni el Jefe de Prensa de la Regata ni sus ayudantes en la Sala de Prensa, estaban en las oficinas de The Ocean Race de la entrada del Live Park. En todas las ediciones anteriores, las calles de prensa se celebran en el centro de Prensa. Ahora, había que ir a llamado Auditorium, a kilómetro del centro de prensa, donde no había ni enchufes para computadoras, ni wi-fi y el volumen del altavoz no dejaba oír la traducción simultánea.

También hubo una rueda de presa de la organización para comunicar las fechas de la siguiente edición, en el Museo Ocean Race, a 1.5 km del centro de presa, donde no hubo ni siquiera traducción simultánea. Desde la guía de medios hasta las ruedas de prensa todo se hizo en inglés y en la página web de la Ocean Race, los textos en español se colocaron cuatro o cinco horas después de haber celebrado el acto; un desprecio verdadero.

El último despropósito fue la salida de la regata. Por primera vez en la historia se dieron dos salidas. Una situación compleja para los periodistas ya que había que estar seis horas en el mar para ver un recorrido previo antes de la salida. Los que optamos por seguirla en la pantalla del Centro de Prensa tuvimos que ver cómo cortaba la transmisión directa de la sal desde el escenario del VO65 para mostrar un acto protocolario de la sal del IMOCA.

Solo una declaración final. John Salén, hablando con algunos periodistas sobre la situación del Centro de Prensa nos dijo: “yo no lo hubiera puesto nunca aquí”. ¿De quién fue la responsabilidad de todo ese entuerto?

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