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Los científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, acaban de descubrir que las larvas de los escarabajos Zophobas morio -conocidos como gusanos rey o zofobas-, pueden incluir su dieta un alimento ‘atípico’, pero muy provechoso en un mundo repleto de plásticos : poliestireno, un plastico muy comun en embalajes o envases de comida. Su ‘gusto’ por este material, sumado a su gran tamaño, podría ser clave para conseguir unas tasas de reciclaje más altas. Los resultados han sido publicados en la revista ‘Microbial Genomics’.
Los gusanos ‘comeplásticos’ no son un descubrimiento nuevo. Las larvas del gusano de la cera (Galleria mellonella) es capaz de descomponer el plástico en un tiempo récord y tiene temperatura ambiente gracias a su saliva, según descubridores del CSIC recientemente.
O un pariente más pequeño del gusano rey, el gusano de harina, también es capaz de tragar este material. La diferencia con las zofobas es, principalmente su tamaño: mientras que el gusano de harina mide 2.5 centímetros, los gusanos rey, que se utilizan para alimentar a reptiles y aves en cautividad -e incluso como alimento humano en países como Tailandia o México- pueden alcanzar el doble, hasta los 5 centimetros de longitud. De hecho, por ello son conocidos como ‘supergusanos’.
“Planteamos la hipótesis de que, si otros gusanos más pequeños podrían comer plástico, quizás estos más grandes podrían comer incluso más”, afirmó Chris Rinke, quien dirigió el estudio. Para probar esta hipótesis, el equipo alimentó a los supergusanos con diferentes dietas durante tres semanas. Tiene un grupo suministró guardado; a otra ‘deliciosa’ espuma de poliestireno; hay una privación última de comida, como grupo de control. Los gusanos que comieron plástico pueden sobrevivir e incluso ganaron peso en comparación con los que pasaron hambre, “lo que sugiere que los gusanos pueden obtener energía al comer poliestireno”, afirmó Rinke.
Después de la prueba, los supergusanos alimentados con poliestireno crecieron normalmente, convirtiéndose en pupas y después en escarabajos adultos completamente destruidos; sin embargo, al hacer diversas pruebas, estas revelaron una pérdida de diversidad microbiana en sus intestinos y patógenos potenciales. Es decir, que los gusanos podrían sobrevivir comiendo plástico, pero no es la dieta más nutritiva para su salud.
Sacar a los gusanos de la ‘ecuación verde’
Los investigadores señalan que, para ‘enriquecer’ su dieta, se podría mezclar el poliestireno con desechos de alimentos o productos agrícolas. “Esta será una forma de mejorar la salud de los gusanos y ayudar con la gran cantidad de desechos de los países occidentales”, dijo Rinke.
Pero si bien es posible criar más gusanos para este propósito, el investigador contempló otra idea: crear plantas de reciclaje que imiten lo que hacen larvas, que es primero triturar el plástico en sus bocas y luego digerirlo a través de enzimas bacterianas. “En última instancia, queremos sacar a los supergusanos de la ecuación”. Es por ello que el equipo analizó la comunidad microbiana intestinal de manera genética para encontrar que enzimas codificadas por genes estaban involucradas en la degradación del plástico. La idea es refinar esta búsqueda en futuros análisis, detectar las enzimas más eficientes para degradar plástico y después incluso mejorarlas en el laboratorio.
Los productos de descomposición de esa reacción podrían luego alimentar a otros microbios para crear compuestos de alto valor, como bioplásticos -derivados de sustancias distintas al petróleo y más fácilmente degradables-. Quizá el futuro está en los gusanos.