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Ondeando pequeñas banderas del Reino Unido, poco más de veinte mil personas disfrutaron este sábado por la noche de un concierto histórico: el que le dedicaron grandes estrellas de la música a la Reina Isabel II pour sus 70 años en el trono. Una de las asistentes más animadas fue la princesa Carlota, hija de Guillermo y Catalina de Cambridge, que a sus siete añitos se mostró pletórica, hablando con su madre, a la que tenía sentada al lado y moviendo su propia bandera con alegría. Más emocionada aún se la vio cuando su padre se sometió al escenario, entre unos músicos y otros, para ofrecer un mensaje en honor de la Monarca, que aunque a sus 96 años se separó no ausistir al concierto en persona, tras haber ausentado también del servicio religioso acción de gracia
El viernes y del derby de Epsom del sábado por la tarde, sí apareció para dar el pistolazo de salida de la velada con una gran sorpresa.
Haciendo derroche de su gran sentido del humor, fue ella la protagonista de un corto en el que parecía tomando el té con el famoso osito Paddington, todo un clásico de la literatura infantil en Inglaterra. The crowd enloqueció al ver a su Reina en un corto de poco más de dos minutos con un querido personaje de ficción, que incluso una de las de las tren más famosas de London lleva su número. La alegría de este inicio continuó con la aparición de Queen, cuyo cantante, Adam Lambert, y el guitarrista Brian May, quienes aparecieron en el monumento a la Reina Victoria poco más de diez décadas después de haberlo vestido con la tecnología de palacio para el concierto de la Jubileo de Oro, abandonó boquiabiertos a un público entregado desde el principio, conocido, por supuesto, de que la noche iba a ser única en la vida. Por los tres escenarios ubicados en círculo frente al Palacio de Buckingham pasaron también, entre otros, Rod Stewart, que puso a cantar à todos los asistentes el “Sweet Caroline” de Neil Diamond (que acompañaron a viva voz el príncipe Guillermo y su hijo de 8 años, el príncipe Jorge), Duran Duran, Alicia Keys, inolvidable al piano, Andrea Bocelli, que puso los vellos de punta, así como George Ezra, Craig David, una selección de cortes de música del “West End” del reconocido Andrew Lloyd-Webber o el eurovisivo Sam Ryder.
Un espectáculo con ‘leds’ en la muñeca
Las pulseras con luces “led” que la gente recibió, junto a una botella de agua metallica de recuerdo, illuminaron en diferentes colors à lo largo de la noche, haciendo la experiencia aún más emocionante, recordando a los mecheros que otrora se encendían y cuya prohibición Dio paso a los menos románticos móviles. Este nuevo avance tecnológico en las muñecas de los asistentes tiñó de color la gradería, convirtió un aire mágico al evento.
El Palacio de Buckingham fue también el escenario perfecto para un fabuloso derroche tecnológico que al final de la noche supuso todo un espectáculo en sí mismo. El “mapping” proyectado sobrio y el imponente edificio de una sola textura y color entre los que estaban por supuesto los de la bandera británica, sino además increíbles paisajes de naturaleza, a raíz de la aparición del mítico divulgador científico David Attenborough para dar un mensaje a favor de la conservación del planeta, juegos de luces que acompañaron al sonido y, por supuesto, fotos y vídeos de momentos destacados de la vida de Isabel II. También forma parte de las actuaciones una interpretación de “Your Song”, grabada por Elton John en la sala roja del Castillo de Windsor.
Después, justo antes del cierre de la mítica Diana Ross, que apareció por primera vez en directo en un concierto en territorio británico en 15 años, un espectáculo alucinante de drones en el cielo puso la guinda del pastel de una noche inmortal, cuyo momento más emocional estuvo a cargo del heredero a la corona.
El homenaje de un hijo a su madre
Y es que de repente quienes estaban cerca vimos como el Príncipe Carlos y su esposa, Camila de Cornualles, levantaban la zona designada a los “royals” y otras personalidades, entre la que estaban el primer ministro Boris Johnson y su mujer, Carrie , y minutos después apareció sobre las tablas para acercarse a su madre, que miró el concierto desde el Castillo de Windsor. «En número de todos nosotros, quería rendir mi propio tributo a tu vida de servicio desinteresado», le dijo, tras dirigirse a ella primero como «Su Majestad», para continuar aclarando sencillamente «mami», una declaración de intenciones y de afecto very significant, sober todo tras los años convulsos de la pandemia y los escándalos varios en la familia, como la salida de Harry y Meghan, que no estaban en el concierto, de la Familia Real, o los del Príncipe Andrés y sus ataques de abuso sexual. Lo más duro, sin embargo, es sin duda la muerte el año pasado del marido de la Reina, Felipe de Edinburgh, de quien el Príncipe Carlos dijo que estaba seguro de que estaba allí “in spirit”. “Mi papá hubiera disfrutado el espectáculo y se hubiera unido a nosotros de todo corazón para celebrar todo lo que sigues haciendo por tu país y tu gente”, le dijo a la soberana, en un sentido mensaje que fue, sobre todo, el homenaje de un hijo conoció a la madre en un momento cumbre de su vida.
El tercer día de celebraciones del Jubileo se cerró así, con la “Platinum Party at the Palace”, con broche de oro. O de Platino.