Deja a su hija de 18 meses sola en casa Durante seis días y la encuentra muerta

La noticia ha conmocionado Italia. Alessia Pifferi, 37 años, abandonó a su hija Diana, de 18 meses, dure seis días, en una cuna de camping en su casa de Milán, sabiendo que podía morir. Sin mayor preocupación, marchó al municipio de Leffe (4.800 habitantes), en la provincia de Bérgamo (Lombardía), a la casa de su nueva pareja. Del marido se habia separado hace tres años. Cuando el novio, Mario Angelo D’Ambrosio, un electricista de 58 años, preguntó dónde había dejado a Diana, respondió que estaba con su hermana. A la niña la dejó vestida, con un biberón de leche y pañales, como si la niña pudiera arreglárselas por sí misma. Cuando la madre volvió, Diana había muerto de cámara y dehidratación.

La primera declaración de Alessia no pudo ser más desconcertante: “Yo vi que no se movía, le di una palmadita en la espalda, le metí los pies en el lavabo para mojarla, pero no reaccionó. El pidió ayuda a una vecina e inmediatamente llamó a los servicios de urgencias”. Al juez confesó: “Sabía del riesgo que podía correr, pero no soy una mala madre”. Alessia ha reconocido que deseaba quitarse un “peso” de encima, tener “el sentimiento de ser libre, finalmente aliviada por un tiempo de la carga de ser madre soltera”. Ya en otras ocasiones la había dejado sola en la habitación, Durante enteros fines de semana. A quien le preguntaba por la niña cuando se ausentaba de la casa, respondía que estaba vigilada por una niñera. Hoy Alessia está en prisión, acusada de homicidio voluntario. El juez ha pedido a la dirección de la prisión milanesa de San Vittore que, por el riesgo de suicidio, analice la aplicación de un “régimen de vigilancia reforzado“.

La taxía describe a la mujer como “una persona sin escrúpulos y capaz de cometer cualquier atrocidad para sus necesidades personales, con el deseo de mantener sentimentales con hombres a toda costa”. Alessia Pifferi llevaba tres años sin trabajo y se había montado una vida llena de pequeñas y grandes mentiras. Usa las aplicaciones más conocidas para citas y encuentros con hombres, a cambio de regalos, cenas y vestidos. Para aparentar clase, en algunas de sus citas hacía reserva de coche con conductor. Cuando estaba en el pueblo de su actual compañero, del que era muy dependiente, decía que era psicóloga infantil.

Alessia había conocido ha conocido al actual compañero Mario Angelo D’Ambrosio en una aplicación de ciudades. El nacimiento de la niña, enero de 2021, había causado una ruptura temporal en la pareja, cuya relación se reanudó poco después. La actitud de la mujer ante el embarazo también fue grotesca: dijo al compañero que no estaba al tanto, hasta cuando finalmente dio a luz al septimo mes en el baño de la casa del compañero en Leffe, gracias a la intervencion del servicio de urgencias 118 Pero según la taxía, Alessia sabía de su embarazo desde al menos el tercer mes.

Muy sorprendentes han sido las declaraciones al juez realizadas por su compañero D’Ambrosio: “Yo no sabía que estaba embarazada, me enteré el día que dio a luz. Durante mi convivencia tuve una sospecha porque nunca tenía la regla y porque tenía la barriga cada vez más grande. Pero ella había jurado no embarazarse“. »A veces iba yo a Milán -añadió D’Ambrosio- y Diana también estaba en la casa, otras veces ella ella a Leffe durante el fin de semana, siempre diciéndome que la niña estaba con su hermana Viviana o con una niñera llamada Jasmine (luego se ha descubierto que la nunca existió). Ella siempre me decía que prefería venir a mi casa sin el bebé, para que por fin pudiera ‘respirar’, y ‘sentirse más libre’”.

Los vecinos dicen que era “esquiva” y que su comportamiento “no era el de una buena madre”. Otros vecinos la describieron como una persona tímida que no daba confianza. La pregunta que todo el mundo se hace es si esta tragedia era predecible y se pudo evitar. “Así es la vida en una realidad dividida -declaró a La Repubblica David Lazzari, presidente del Colegio de Psicólogos-. Lo que ha surgido incluso es tan macroscópico que quienes mejor la conocían podrían darse cuenta de lo problemático que era, aunque muchas veces lograra occultarlo bien. En este caso emerge una fuerte marginalidad social”.

En este sentido, el juez observó «la ausencia de vínculos familiares de la madre de la niña con el territorio, habiendo interrumpido las relaciones con su hermana y su prima, únicos parientes que viven en Milán». Pero estaba igualmente sin vínculos “a nivel laboral y económico”, pues no tenía trabajo, señala el juez Fabricio Filici. La madre de Alessia Pifferi, que se fue a vivir a Crotone, en la región de Calabria, se ha referido a las constantes mentiras de su hija, siendo difíciles las relaciones con la familia: “Eran tensas y distantes -dijo la madre- por su estilo de vida y carácter”.