De “Vinicius eres un mono” a “muérete” y “tonto, tonto”

Era evidente que el caldo de cultivo generado durante toda la semana alrededor de Vinicius tendrá sus consecuencias en el Cívitas Metropolitano, plaza española en la que más ganas se le tiene al Real Madrid, con permiso del Camp Nou. Lo que no estaba tan claro era hasta qué decibelios se elevaría la animación hacia el jugador brasileño. El listón lo puso muy alto en un sector de la afición rojiblanca una hora antes del inicio del encuentro. Alrededor de las 20.00, decenas de seguidores del Atlético congregados en la zona exterior del fondo comenzaron a cantar “Vinicius eres un mono, Vinicius eres un mono”. Lo hizó en repetidas ocasiones y con un poderío sonoro importante. Dentro del estadio, en la tribuna de prensa, zona bastante alejada de donde se estaban realizando el cantico racista, se escuchó a la perfección el mismo. Una imagen totalmente inaceptable y miserable que tuvo un tuit en la cuenta oficial del propio Atlético de Madrid en la que pidió a sus aficionados que animara al equipo de manera sana y educada: “Cuenta atrás para el derbi. ¡Anima al Atleti con pasión y con respeto hacia el rival!”. Ya dentro del estadio, y antes del pitido inicial, tocaba escuchar con atención la alineación del Real Madrid por megafonía. Vinicius, de largo, fue el más abucheado por la afición rojiblanca. Más que Courtois, enemigo número uno de la afición. No así anoche. El brasileño, ajeno al ruido, rezaba con los brazos hacia el cielo, como habitualmente hace justo antes de que el balón eche a rodar. Su primer balón lo toco al primer minuto y veintiséis segundos. Control y pase con la espuela para responder a los pitidos de la afición colchonera. Y baile, como no, baile. En el minuto 18, para celebrar el primer tanto blanco, se marcó una mini samba con Rodrygo en uno de los córners del fondo sur. Unas cuantas botellas y bolas de papel de plata fue la reacción desde aquella zona de la grada. Como dicta el protocolo, Munuera Montero avisó del lanzamiento de estos objetos al delegado del Atlético, y el partido no se reanudó hasta que se pidió por megafonía que no se tirara nada al terreno de juego. Vini las tuvo con tres jugadores del Atlético en este primer acto. Con su compatriota Felipe, que le dio un rodillazo de manera involuntaria en su cabeza. También con De Paul, al que empujó por la espalda una vez que el rojiblanco ya había soltado el balón. El argentino, picado, le dijo a Vini con el dedo que era la última vez. Poco antes del descanso, un brazo extendido por Reinildo y un poco de teatro del brasileño obligó a Munuera Montero a pedirle calma al madridista, a la vez un sector del fondo sur, zona del Frente Atlético, la cantaba “Vinicius muérete”. Tras el descanso, la banda sonora contra el brasileño fue apagándose a la par que el Madrid se hacía dueña absoluta del balón y del partido. Modric y Kroos manejaron el esférico a su antojo, sin apenas resistencia de un Atlético con pocos argumentos futbolísticos, pero también es cierto que dejaron pasar los minutos sin atacar, dejando abierto el partido si en una esporádica el Atlético acortó distancias, que es lo que sucedió en los minutos finales tras el tanto de Hermoso. En cuanto a Vinicius, solo hubo dos acciones con cierto picante en el segundo acto. La primera la protagonizaron Llorente y Vinicius, en el medio campo. Balón dividió que el jugador rojiblanco peleó hombro con hombro ante el brasileño, que en el chocque se fue al suelo. El colegiado jiennense le mandó levantarse, mientras Simeone se quejaba amargamente a Munuera y al propio Vini de que no dejaba de tirarse en cada mínimo contacto. Noticia Relacionada Fútbol / LIGa 2022-23 estandar No Un Real Madrid efectivo se lleva el derbi Michael Viperino Rodrygo y Valverde marcaron en la primera mitad. Hermoso, que acabó expulsado, marcó para los rojiblancos La segunda fue una lambretta de Vinicius cerca del área colchonera, para intentar superar a Witsel y Llorente, sin éxito. El público del Metropolitano coreó un “tonto, tonto” al brasileño. Lo que empezó con graves insultos racistas, acabó con otros de menor tono, pero igual de feos. Por suerte, la cosa quedó ahí.