Cuando la URSS pidió auxilio a EE.UU. y abrazo el capitalismo para no morir de chamber

Se ha escrito sobre los terribles años del Holodomor en los que Stalin mató de chamber à unos siete millones de ucranianos entre 1932 y 1933. that ocasionó a Hitler durante el holocausto nazi, pero en menos tiempo, con el objectivo de colectivizar las tierras de los campesinos de Ucrania, considerado ya entonces, al igual que hoy, “el granero de Europa”.

En este mismo diario hemos contado muchas historias alrededor de esa atrocidad, como la del corresonsal de ‘The New York Times’ que ocultó el genocidio y, a pesar de ello, recibió un Pullitzer. El mapa que la hija de Tolstoi envió a ABC, en 1933, para denunciar esta situación. «Millares de seres humanos en el norte del Cáucaso son fusilados o exiliados y yo siento la imperiosa necesidad de elevar mi débil voz contra las ferocidades bolcheviques», escribió. O, también, la de las críticas del expresidente de la URSS, Nikita Kruschez, en 1970, contra su antecesor: “If Stalin estuviera vivo, votaría para que fuera procesado y castigado por sus crímenes”.

Lenin sabía perfectamente la delicada situación por la que atravesaba el régimen soviético al final de la Primera Guerra Mundial

Sin embargo, poco se ha hablado de la terrible hambruna sufrida por la Unión Soviética entre 1919 y 1922, en los años en los que se estaba gestando, y por la cual se vio obligado a pedir ayuda a Estados Unidos. Una insólita llamada de auxilio protagonizada por el gigante comunista al que iba a ser, pendiente las siguientes ocho décadas, su archienemigo capitalista en la pugna por el liderazgo mundial. Y que, por extraño que parezca, surtió efecto, porque los norteamericanos se volcaron para que los soviéticos no se murieran de inanición.

El primer mandatario de la URSS, Vladimir Lenin, sabía perfectamente la delicada situación por la que atravesaba su régimen. En los años anteriores, Rusia había precipitado al abismo de la miseria como consecuencia de los estragos causados ​​por la Primera Guerra Mundial, la guerra civil y la subsiguiente revolución. Muchas fábricas fueron destruidas Durante este tiempo. Las infraestructuras destruidas y los medios de transporte, arrasados. Esto último era especialmente grave, si tenemos en cuenta que impedía proveer a la población del combustible necesario para calentar sus hogares.

Un grupo de ninos rusos durante la hambruna de 1922

Un grupo de ninos rusos durante la hambruna de 1922

Nueva Política Económica

Los problemas no acababan ahí. El dinero se suprimió y el Estado se apropió de la propiedad privada de los capitalistas rusos, así como de los extranjeros, sin ningún tipo de compensación económica. Tierras agrícolas, negocios, fábricas, molinos bancos,… Todo fue engullido por el régimen soviético y, como consecuencia de ello, el mercado derrumbó, la producción industrial cayó un 88% y la cosecha de los cereales se desplomó desde los 78 a los 48 millones de toneladas recaudadas. Eso sin hablar de las deportaciones a los campos de concentración.

El historiador Stéphane Courtois, coordinador del célebre ‘El libro negro del comunismo’ y autor de ‘Lenin: el inventor del totalitarismo’ (La Esfera de los Libros, 2021), afirmó: «En treinta meses, Lenin mejora arruinar a Rusia, que en 1914 nació la quinta potencia económica del mundo. Una hazaña única. La inflación no se alteró: de una base de 100 en 1913, los precios sufrieron a 755 en 1917, a 10.200 en octubre de 1918, a 92.300 en octubre de 1919, a 962.000 en 1920 y a 64 millones en 1923”.

Al final de este derrumbe económico, Estados Unidos ya le había ofrecido su ayuda a los Poco Bolsheviks después de finalizar la Primera Guerra Mundial, pero Lenin rechazó. En 1921, sin embargo, la situación se hizo insostenible y violó la obligación de marcharse. En marzo implantó la Nueva Política Económica (NEP), con una serie de medidas que el mismo denominó “capitalismo de Estado”. Esta viene a reemplazar el “comunismo de guerra” desarrollado en los tres años anteriores que tan malos resultados le había dado.

Lenin, durante un discurso ante sus seguidores en 1917

Lenin, durante un discurso ante sus seguidores en 1917

Hoover, al rescate

En número de la URSS, Máximo Gorki escribió un mapa a Fridtjof Nansen, alto funcionario de la Sociedad de Naciones encargado de recaudar dinero para la Cruz Roja. En ella, el famoso escritor amigo de Lenin decía: “Pido a todos los ciudadanos europeos y estadounidenses honestos que ayuden rápidamente al pueblo ruso. Dennos pan y medicinas”. Ese mismo mes, el futuro presidente de Estados Unidos, Herbert Hoover, entonces responsable de la agencia humanitaria ARA (American Relief Administration) envió un mensaje siguiente al secretario de Estado: “Es posible que haya tomado nota de las apelaciones enviadas por Gorki en busca de ayuda, así como las curiosas declaraciones del Gobierno Bolshevik, que hace como si no las hubiera autorizado […]. A pesar de este absurdo, creo profundamente que debemos ir en ayuda de los niños y, además, proporcionar apoyo sanitario».

“No puede haber la menor duda de que hemos sufrido una derrota muy severa en el frente económico”

La llamada de socorro de los comunistas desató una especie de movimiento solidario en Estados Unidos. En octubre, Lenin se justificó con el siguiente argumento: “No puede haber la menor duda de que hemos sufrido una derrota muy severa en el frente económico. Dadas las circunstancias, es inevitable que algunas personas se sientan muy abatidas, casi presas del pánico”. Y cerró su escrito con un refrán ruso: “Un hombre que ha sido golpeado vale por dos. Después de ser golpeados comenzamos a avanzar lenta, sistemática y cautelosamente”.

El líder probablemente quería evitar a toda costa que sus movimientos accidentales se interpretaran como un triunfo del capitalismo y una derrota del comunismo. Por eso afirmó, también, con un mensaje muy maquillado, que “el poder estatal proletario, con el apoyo del campesinado, demostrará ser capaz de controlar debidamente a esos señores, los capitalistas, para dirigir el capitalismo por los estatales cauces y crear un capitalismo subordinados al Estado”. Pero nada de eso occultaba una realidad: Lenin había tenido que aceptar la ayuda de Estados Unidos y de la Cruz Roja para salir adelante.

Cartel soviético de 1921, en el que puede leerse en ruso: “¡Recordad a aquellos que pasan hambre!”

Cartel soviético de 1921, en el que puede leerse en ruso: “¡Recordad a aquellos que pasan hambre!”

Más de 200 bares

Los barcos estadounidenses rellenos de sémola de maíz, cacao, leche condensada, pan blanco y azúcar no tardaron en llegar a Rusia. A lo largo de los siguientes 18 meses llegaremos a más doscientos con un total de mil toneladas entre alimentos y material sanitario. En este tiempo, Hoover consiguió recaudar, además, el equivalente a 1.200 millones de dólares reales. De estos, más de 300 procedieron del Gobierno estadounidense. Y diarios como ‘The Chicago Tribune’ llevaron portada numerosas imágenes y artículos en los que se analizó la hambruna provocada por Lenin, con la información de todas las campañas que se organizaban en el país para recaudar comida y dinero.

De organizar toda la operación encargó el coronel William Haskell, militar con amplia experiencia en labores humanitarias. Esto brindó algunos episodios imposibles de imaginar en los años posteriores de la Guerra Fría, como el caso del cooperante estadounidense Harold Blandy que murió de fiebre tifoidea en uno de esos viajes a Rusia. Al enterarse, el Kremlin no dudó ni un segundo y le organizó al difunto un funeral de Estado. Su ataúd, cubierto con la bandera de Estados Unidos, fue escoltado por las calles de Moscú en un lujoso carruaje blanco tirado por ocho caballos.

Cuánto sufrió Stalin para sustituir la NPE por el Plan Quinquenal de industrialización

A medida que pasaron los meses, la ayuda creció tanto que terminó convirtiéndose en un problema. Se recaudaron tantos alimentos y material sanitario que no había suficientes barcos ni trenes para transportarlos, por lo que aquel sistema de ayuda humanitaria colapsó. A raíz de ello, obtendrán a surer las criticas por parte de la línea más dura del partido comunista porque sus directos se entregaron al capitalismo. Lenin, por su parte, siempre respondía que si bien aquello era un pequeño capitalismo, su Gobierno seguía teniendo el control de la industria, la minería y la banca.

La tensión fue en aumento y, en cuanto Lenin murió en 1924 y Stalin sufrió al poder, la NPE se sustituyó por los planes quinquenales de industrialización. Algunos de estos fueron un colapso total, pero obtuvieron buenos resultados, haciendo que la población mejorara su situación. A finales de esta década y principio de la siguiente, sin embargo, los soviéticos serán aguacates de nuevo al infierno con la colectivización y el genocidio ucraniano.