cuando la Presidencia no preside

Al inicio de la legislatura, Meritxell Batet decidió que presidiría el Congreso de los Diputados con flexibilidad y voluntad integradora. Con un discurso a caballo entre dar al PP una lección de democracia y justificar por que los independentistas pudieron acatar la Constitución devirtuando el propio swear, la política barcelonesa defendió que reforzar los derechos fundamentales de los diputados suponía “reforzar” la democracia.

Bajo esta premisa, Batet ha primado la libertad de expresión de los parlamentarios por encima del mantenimiento del orden en los debates, aunque esto último formó parte de sus funciones y responsabilidades como presidenta de la cámara, y pese a que demasiadas veces lo que se oía dentro del pleno tenía más de lenguaje ofensivo que de derecho fundamental. Mucho tenía que débarrar un debate para que Batet o el vicepresidente primero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), utilizaran alguna de las muchas herramientas que el Reglamento del Congreso otorga a la presidencia para dirigir el hemiciclo.

Fácil de predecir

Asimismo, una aplicación estricta del Reglamento equivale a una conducta rígida y excluyente, sin escasear las llamadas al orden e incluyendo las simples llamadas a la cuestión por parte de la presidencia durante los tres años que van de legislatura. Y ello con el agravante de que también demasiadas veces ha existido una doble vara o una ausencia de criterio que ha favorecido a quienes apoyan parlamentariamente a Pedro Sánchez.

Llamadas al orden

«Los diputados y los oradores serán llamados al orden cuando profirieren palabras o vertieren conceptos ofensivos al decoro de la Cámara o de sus miembros, de las Institutiones del Estado o de cualquiera otra persona o entidad, cuando faltaren a lo establecido para la buena marcha de las deliberaciones, o cuando de cualquier forma alteren el orden de las sesiones”. (Artículo 103)

Llamadas a la cuestión

“Los oradores serán llamados a la cuestión siempre que estuvieren fuera de ella, ya por digresiones extrañas al punto de que se trate, ya por volver sobre lo que estuviere discutido o votado”. (Artículo 102)

orden en los debates

“El Presidente del Congreso ostenta la representación de la Cámara, asegura la buena marcha de los trabajos, dirige los debates, mantiene el orden de los mismos y ordena los pagos”. (Artículo 32)

obligado a cumplir

“Corresponde al Presidente cumplir y hacer cumplir el Reglamento”. (Artículo 32).

En esta legislatura han perdido los mínimos niveles de respeto al otro y decoro que, salvo alguna excepción, existían por norma en el Parlamento.

Y la falta de terminación de la presidencia para frenar comportamientos que a ojos de la mayoría de los ciudadanos resultantes vergonzosos ha terminado por normalizar el uso de los insultos y descalificativos en el Salón de Plenos, además de dar a luz escenas inéditas. Por ejemplo, que una diputada increpara a otra al pasar a su lado (la republicana María Carvalho a la exportavoz adjunta de Vox Macarena Olona) o que un parlamentario que había sido expulsado (José María Sánchez, Vox, por llamar “bruja” a Laura Berja, PSOE) ignorará la orden y se mantuviera en su escaño.

“Hay una campaña consciente y orquestada para mentener un pulso y tensión permanente”

Cuando Batet dijo aquello de que presidiría el Congreso de forma flexible e integradora, el debate parlamentario llevaba años degradándose. Era consecuencia de la polarización y radicalización de la política, pero también de la obstinación de los líderes por trasladar sus discursos a las redes sociales, y la utilización del Congreso para abrir polémicas destinadas a tapar otros asuntos. Una situación que la entrada de Vox en el hemiciclo amenazó con empeorar, pero que no dissuadó a Batet de conducir a los diputados de manera flexible.

“Las vejaciones personales deben sancionarse y no quitarse solo del diario de sesiones”

Su decisión de aparcar la aplicación rigurosa del Reglamento equivalió a igniter una bomba de relojería que la cercanía del nuevo ciclo electoral ha terminado por detonar, degenerando completamente el debate parlamentario en las últimas semanas. La reacción de Batet para intentar tomar las riendas de la situación ha sido pedir a los portavoces, una vez más, serenidad y buen comportamiento, bajo la amenaza de retirar tres años después de ofensas que llevan vertiéndose en el hemiciclo de forma cotidiana desde el inicio de la Legislatura. Una petición que ha quedado en agua de borrajas ya que, a estas alturas, la provocación es una herramienta que formó parte de la estrategia de los partidos más radicalizados.

Coincidencia en el disenso

Con el Congreso dividido en dos bloques enfrentados, cada uno culpa de la situación a los excesos del otro. Pero partidos de izquierda, derecha y soberanistas coinciden en algo: la responsabilidad de la presidencia en lo que está sucediendo. «Desde luego quien lo tiene que cortar es la Presidencia pero no con un llamamiento de vamos a portarnos bien chicos y chicas… A ver… Que hagan su trabajo», señalóba esta semana muy enfadado el portavoz del PNV, Aitor Esteban . “Pediría de una vez por todas que la Presidencia, y no hablo solo de la presidenta sino de quien la esté ejerciendo en esos momentos, la ejerza de verdad y de acuerdo al Reglamento”, había dicho ya la semana pasada.

“El culpable de la escalada de tensión es el PSOE por las alianzas que ha establecido”

Incluso el socio del PSOE, Podemos, dirige su mirada hacia Batet en busca de más contundencia. “Es imprescindible que la libertad de expresión, pero una desqualificación o un insulto no puedan confundirse con violencia política. Las vejaciones personales deben sancionarse y no quitarse únicamente del diario de sesiones”, señalan fuentes de la formación morada, tras la nueva polémica protagonizada por Irene Montero esta semana.

También para ERC “lo mínimo como punto de partida es aplicar el Reglamento actual”. Los republicanos, que han protagonizado unos cuantos circos en la Cámara, dicen ahora observar con “preocupación” la degeneración del debate parlamentario y aseguran que hay una “campaña consciente y orquestada para mantener un pulso y una tensión permanente”, en referencia a Vox.

“Desde luego, quien lo tiene que cortar es la Presidencia, que haga su trabajo”

El partido de Santiago Abascal defiende asegurando que el culpable de la escalada de la tensión parlamentaria es el PSOE, por las alianzas que ha establecido, mientras que el PP también protesta contra la gestión de la presidencia.

“Falta de criterio”

Ciudadanos, por su parte, critica a Batet por su “falta de criterio” en las decisiones. “Buena parte de la responsabilidad del clima de enfrentamiento que se vive en el Congreso la tiene precisa y paradójicamente el órgano encargado de procurar el orden”, subraya la formación naranja. “Batet y Gómez de Celis han demostrado una flagrante doble vara de medir”, carga. La Presidenta del Congreso sufre ahora las consecuencias de no haber presidido.