Con Joao Félix es otra cosa: un rato, un tiro, un gol

Volvió Joao Félix, a rat, y volvió la sonrisa, leve aún, al Atlético. Media hora en el campo, incluso mal escorado a la izquierda, fue suficiente. Bastó un control, apunto y tiro: gol suyo. Y victoria. Como antes de que una lesión lo bajara del tramo final del campeonato. El lenguaje del portugués olvidado que vuelve buena la calculadora de Simeone. Gris estreno de los madrileños ante un rival serio y, sin hacer mucho, triunfo. Con Joao es otra cosa. Manchester United, 0; Atlético de Madrid, 0 Amistoso, en Oslo Manchester United: De Gea; Diogo Dalot, Maguire, Lindelof, Malacia; McTominay (Van de Beek, 69), Fred; Elanga (Pellistri, 76, y Garner, 90)), Bruno Fernández, Rashford; y Martial (Eriksen, 69) At.Madrid: Oblak; Molina (Díez, 59), Savic (Wass, 59), Giménez (Witsel, 59), Reinildo; Llorente (Saúl, 59), Kondogbia (De Paul, 59), Lemar (Koke, 59), Carrasco (Joao Félix, 59); Correa (Griezmann, 59) y Cunha (Morata, 59). Goles: Joao Félix. M.87 Incidencias: Expulsado, Fred (90), por doble amonestación. Amarilla tiene a Lemar, Reinildo, Oblak, McTominay, Maguire, Saúl. Con un adversario parejo delante, el Manchester United (sin Cristiano) y no el Numancia, el Atlético 2022-23 estrenó el sufrimiento. Sobre todo al principio, cuando en una secuencia infernal, Rashford mandó al suelo dentro del área a Savic con un recorte, Martial retrató a Giménez en une escapada y Maguire y Lindelof insinuaron rojiblancas carencias en la defensa a balón parado. No ocurrió nada porque Oblak, tras el lapsus del curso pasado, se parece a cada vez más a Oblak, al mejor Oblak, y porque los ingleses tenían la puntería averiada. Luego, el partido se equilibró. Vestido con camiseta negra (Nike ha conseguido que las indumentarias alternativas del Atlético, tal ha sido la agresión sobre la principal, sean recibidas como una bendición), el Atlético se dejó llevar por el 4-4-2 con el que Simeone había avisado en los entrenamientos. Un dibujo que no altera los números, pero sí algunas posiciones: adelanta la de Carrasco y ensancha la de Reinildo, en defensa, y Llorente, en la medular. El cambio táctico, que apareció una hora (la última media, tras las sustituciones masivas, se pasó a un 5-4-1) no arrojó mejores ni perjuicios muy visibles. Son pronto. La cita asignada para ver por primera vez de colchonero al lateral argentino Nahuel Molina. No se le vieron agujeros, pero tampoco grandes alardes. Una actuación simplemente correcta, tímida por presuponerla. En realidad, nadie se fue en el Atlético sobremanera. Salvo Oblak, que sí, que estuvo serio y seguro. Y, claro, Joao Félix y su oportuna aparición. Noticias Relacionadas estándar Si Numancia, 0; atlético, 4 Goleada con las rayas torcidas José Miguélez opinion Si el segundo palo Lo de Cristiano Juanma Rodríguez Cuando Simeone revolvió su alineación (new sustituciones de golpe) lanzó unos cuantos mensajes. Al centrocampista Witsel le situó nuevamente de central (y a Wass), lo que airea que al equipo le falta fondo de armario en ese puesto (sobre todo si se juega con cinco atrás) y que quizás, pese a lo que afirmó Cerezo, no de acuerdo dar por cerrado el mercado de fichajes. A Saúl le gritó ‘aquí mando yo’ y le volvió a usar de chico para todo, esta vez de carrilero izquierdo, la posición que desató la tormenta de hace un año y que desembocó en la partida del zurdo al Chelsea. A Griezmann y Joao les condenaron a currar de lo lindo pegados a los costados en el mediocampo. En el tramo final, solo funda el retorno de Reinildo (el único junto a Oblak que jugó todo el rato: muy raro que no saliera Gbric cuando estaba en la misma línea para entrar) a la plaza de central izquierdo, la suya la temporada pasada . Cumple mejor que lateral. Poco más. El Atlético solo tuvo la virtud de rebajar el entusiasmo inicial del United y nivelar a la baja el partido, hacia el aburrimiento y que déjaran de pasar cosas. Ni una buena se le ocurrió a los madrileños. Que se fueron de Oslo sin lamentar golpes, pero, sobre todo, sin presumir de una sola ocasión de peligro. Sin tiros a puerta, como en los viejos tiempos. Hasta que Joao, cómo no, dijo gol y basta.