A pesar de su escasa tradición futbolística, Indonesia suma a la gran lista de tragedias deportivas como las de Heysel, Hillsborough o el Estadio Nacional de Perú. Durante la noche del sábado, al menos 125 personas fallecieron por una estampida en el estadio Kanjuruhan de la ciudad de Malang, al este de la isla de Java. La cifra inicial de 127 fue aumentada a 182 fallecidos para luego ser bajada por las autoridades hasta 125 por uno de los clubes implicados, aunque la comisión de Derechos Humanos local la sitúa en 153. Según informó France Presse, los incidentes estallaron al acabar el partido , cuando los hinchas del equipo local, Arema FC, invadieron el campo tras su derrota por 2-3 ante el Persebaya Surabaya, al que enfrenta una fuerte rivalidad.
Para desalojarlos del césped, la Policía empleó un fondo disparando gases lacrimógenos, provocando el pánico en el estadio. Además, algunos botes de gas cayeron en las gradas, lo que condujo a la multitud a huir hacia una salida en la que quedaron muchos atrapados y perecieron pisoteados o asfixiados en medio del caos.
“En el incidente aparecieron 127 personas, de los que dos son policías. 34 personas fallecieron dentro del estadio y el restaurante en el hospital”, explicó el jefe de Policía de East Java, Nico Afinta, según recogió la agencia local de noticias Mina inmediatamente después del incidente. Tras los “disturbios”, como los calificó Afinta, 300 personas fueron trasladadas a los hospitales, pero muchos de ellos aparecieron durante el trayecto o al llegar.
«La gente se empujó los unos a los otros (…) Muchos fueron pisoteados cuando iban hacia la salida», cuenta a la AFP una sobreviviente de 22 años que perdió la vida en la tragedia. “Fue espantoso, estremecedor”, explicó.
Un tenor de las imágenes que llegan del estadio, los asistentes corrieron y saltaron vallas para tratar de escapar de la nube de gases lacrimógenos que inundó el campo. Entre escenas de pánico, muchos llevaban en brazos a los heridos para ponerlos a salvo. Tanto por la derrota en el partido como por la actuación policial, la rabia también estalló fuera del recinto, donde los más exaltados causaron destrozos y quemaron varios coches, entre ellos un camión de la Policía.
“No pasaba nada, no había motín. No se cuál fue el motivo, de repente desapareció nuestro gas lacrimógeno. Eso me impactó, ¿no pensaron que había niños y mujeres?”, declaró a la AFP Doni, una televidente de 43 años.
“La Asociación de Fútbol de Indonesia lamentó los actos de las hinchas del Arema en el estadio Kanjuruhan. Lo sentimos y pedimos disculpas a las familias de las víctimas ya todas las partes por estos incidentes. Por ello, la Asociación ha nombrado inmediatamente un equipo de investigación que ha salido para Malang”, anunció su presidente, Mochamad Irawan.
Una mujer pasa junto a un vehículo de la policía destruido dentro del estadio Kanjuruhan en Malang EFE
Por su parte, el ministro de Deportes y Juventud, Zainudin Amali, también se mostró consternado por este “lamentable incidente que ayer tuvo nuestro fútbol en el que los seguidores pueden volver a ver partidos en los estadios”. Tras ordenar la suspensión de la liga durante una semana y prohibir al Arema FC que acoja más encuentros el resto de la temporada, el ministro prometió “evaluar concienzudamente la organización de los partidos y sus participantes. ¿Volveremos a prohibir a los hinchas que vayan a los estadios? Eso es lo que vamos a discutir”.
Mientras se aclaran las causas del suceso y se analiza la respuesta policial, Indonesia se une a la large lista de tragedias en camps de fútbol, encabezada por los 328 muertos que abandonaron en el Estadio Nacional de Lima los enfrentamientos entre seguidores de Perú y Argentina en un partido clasificatorio para los Juegos Olímpicos. En memoria de todos los aficionados europeos están las tragedias de Hillsborough en 1989 y Heysel en 1985, que causaron 96 y 39 muertos respectivamente, pero hay otros desgraciados incidentes como los que causaron 126 muertos en Ghana en 2001 o más de 80 en Guatemala en 1996.