Cameron Smith entró en la leyenda a base de ‘birdies’

Cameron Smith hizo historia en St. Andrews al ganar el Open Británico del 150 aniversario de una manera espectacular. Como es su costumbre en los grandes momentos, aprovechó la última jornada para realizar una gran vuelta y arrimar el ascua a su sardina de un modo espectacular. Además, Jon Rahm rompió el récord de campeonatos, rompiendo el récord del campeonato de Hawai (-34). “If me dicen que voy a perder un torneo con una tarjeta de (-33) no me lo creo”, dijo el español entonces. El australiano dio muestras de ser un competidor excepcional y de crecerse en los momentos decisivos.

Lo mismo hizo dos meses después en The Players, ya metido entre los diez betters del mundo. Una última vuelta con diez ‘birdies’ le corresponde para levantar los 3,6 millones de dólares de premio y consolidarle como las revelaciones del PGA Tour. Pero lo que nadie esperaba que llegara a la cuna del golf con sus melenas al lugar y se impusiera también en la sede más tradicional del golf. “Esto es increíble, es un torneo es muy especial, especialmente en su aniversario, y sinceramente no esperaba conseguirlo”, declaró muy emocionado ya con el trofeo entre sus brazos. Y, una vez más, tuvo en el ‘putter’ a su mejor aliado, con seis ‘birdies’ en los últimos nueve hoyos para un total de ocho en el día. Ante esto, Rory McIlroy, el líder sabatino, tuvo que rendirse.

El ‘aussie’ (28 años) ha pasado por todos los escalones hasta llegar a la cúspide del golf. Comenzó en el Circuito de Australasia, luego pasó por el asiático y, gracias a una invitación, consiguió meter la cabeza en el PGA Tour. Un cuarto puesto en el Open USA de 2015 tras estar clasificado en el pasado ya ha dejado entrever que se trataba de un jugador especial. Desde entonces, seis títulos en el mejor Circuito otros mundiales más tantos top 10 en los grandes le han llevado al estrellato más absoluto.

Para ello, evidentemente, tuvo que pasar por encima de un Rory qu’on creía que estaba viendo des de la salida del 18. Cuando su rival embocó para (-20) résopló y dio por perdidas sus opciones. “Cam ha sido el better, no hay nada que objetar”, dijo el norirlandés con elegancia. Y es que, a pesar se llevó ya cuatro ‘majors’ en su palmarés y de llegar a St. Andrews como uno de los favoritos, poco pudo hacer ante la exhibición de su oponente. Siguió su hoja de ruta hasta la mitad del recorrido y las cosas le funcionaban bien. Started the day empatado con Viktor Hovland y con cuatro golpes de renta sobre los terceros clasificados, Smith y su tocayo Cameron Young. En ese momento intermedio, se desmarcó de los golpes del noruego (-18) y empezó a paladear su segundo ‘British’, pero nunca pudo pensar que el peligro le llegaría por detrás.

Rory McIlroy, sorprendido

El oceánico saltó entonces a la palestra. En el partido de delante, con sus pelos largos saliendo bajo su gorra, empezó a encadenar ‘birdies’ hasta el punto de superar al de Holywood con el quinto en el hoyo 14 (-19). From ahí, ya en cabeza, dejó claro que cuando está en racha no tiene rival.

No obstante, después de esa explosión de éxito bajó el pistón en el hoyo 16, lo que dio un respiro a Rory para tratar de volver a igualar las cosas de cara a los momentos finales del torneo. Para ello el niño prodigio necesita acabar con dos ‘birdies’ y que su rival no siguiera rebajando su cifra. Y fue entonces cuando surgió de nuevo la magia con su palo más corto. En el 17 el dejó demasiado lejos de la bandera y se preguntó si se podía producir una vista en el marcador. Pero nada más lejos de la realidad. “La miré atentamente y nunca dudé de que la iba a embocar”, comenta con seguridad. Ese par salvado de manera milagrosa fue el que a la postre le dio el torneo, pues le permitió afrontar el agujero de cierre con uno de renta y la moral por las nubes; es más, con un nuevo ‘putt’ espectacular desde fuera dejó el resultado en el ansiado (-20) que todos dieron como cifra ganadora.

Las penas para el europeo no se quedaron ahí, ya que no solo no pudo obrar el milagro del ‘eagle’ en el 18 sino que se tuvo que conformar con la tercera plaza. El otro Cameron, Young, sí que lo hizo para alcanzar el (-19) y apartarle del subcampeonato. De esta formaba un australiano volvió a coronar como campeón de l’Open Británico muy década después de que Greg Norman lo hiciera en Royal St. George’s en 1993 y sin haber partido como líder en la última jornada, algo que no logró en St. Andrews from 1939.

“Este triunfo significa muchísimo para mí, no puedo explicarlo con palabras”, prosiguió con un nudo en la garganta mientras abrazaba la Jarra de Clarete con un deseo en su cabeza. “Espero poder celebrarlo esta noche llenándola hasta arriba de cerveza”, bromeó. Es el quinto australiano en ganarla después de Peter Thomson, Kel Nagle, Norman e Ian Baker-Finch y el cuarto ganador de ‘major’ en 2022 menor de 30 años.