Between rejas el kamikaze que arrolló a Fernando y Ángel, el hombre del barrio y el esposo de toda una vida

Era una mañana cotidiana de un día cotidiano, y Fernando y Ángel paseaban por el barrio para hacer sus recados. El primero, de 73 años, caminaba solo; el segundo, de 80, con su mujer. Fernando nació el 23 de octubre de 1949; Ángel, el 1 de octubre de 1942. No se conocían, pero los dos aparecieron juntos, el 26 de abril de 2023, tras un fatídico instante que convirtió el paseo de Extremadura de Madrid en un tragico escenario. A Mercedes plateado los arrolló en mitad de un paso de cebra. Tres días después, otros veteranos de barrio cruzaron por el mismo lugar, sin ninguna huella que recuerde que, en un abrir y cerrar de ojos, dos vidas se truncaron. El presunto homicida ya está entre rejas.

Muchos vecinos de Fernando AM, que vivían en un primero en el mismo paseo de Extremadura, asistieron el jueves al tanatorio para despedirlo. El telefonillo de sus bloques suena unos segundos. Contesta el portero, y despues su mujer. “No vamos a hablar. El homenaje ya se lo hemos hecho nosotros”, dice. Un hombre sale del portal con un cigarrillo; tampoco quiere hacer declaraciones. Solo una mujer de mediana edad, vecina puerta con puerta de Fernando, dedica unas palabras: “Era muy, muy buena persona”.

El miércoles, el día del atropello mortal, Fernando andaba por el paseo de Extremadura como de costumbre. “Ay, yo no le conocía mucho, pero sé que era un hombre muy conocido en el barrio, lleva aquí por lo menos 20 años”, cuenta la estanquera de la calle, justo enfrente de ese paso de cebra, a la altura del número 154 de la vía, donde el kamikaze, a toda velocidad, atropelló a Fernando. No pudo reaccionar en un tiempo. El impacto, a las 12.50 horas, fue brutal y lo desplazó unos 30 metros más allá.

El barrio tardó poco más de media hora en dock cuenta de que la víctima era su querido Fernando. El septuagenario bajaba prácticamente cada día a la panadería bajo su casa. Compraba una barra de pan y un bollo, el que fuera. La panadera saca una sonrisa al recordarle, con su atuendo casual, siempre en vaqueros: “Era muy agradable y muy educado”. El hijo de Fernando, de unos 40 años, corrió el miércoles al lugar del accidente. Al día siguiente visitó el piso de su padre, donde vivía solo, y el tanatorio.

“Era una persona maravillosa”, declaró una vecina sobria una de las víctimas, el esposo de un bonito matrimonio sin hijos

Ángel AM y su mujer salieron de casa el miércoles por la mañana y cogieron el bus a los pies de su edificio. Una parada y estaban en el corazón del paseo de Extremadura. Era una jornada normal de recados, ir al banco, a la frutería, al estanco. Una rutina longeva que el kamikaze cercenó. Tras molestar a Fernando, el Mercedes plateado zigzagueó y cruzó el paso de cebra que atravesaba el octogenario matrimonio, a la altura del número 88 del paseo de Extremadura.

Por apenas un metro de diferencia, Ángel fue arrollado y su compañera de vida salvó. Este sábado, ella no estaba en casa. La familia vivía en el pueblo de Ángel, en Badajoz, donde lo enterraron. “No están”, corroboraba una vecina mayor en el portal, “vinieron los sobrinos, porque no tienen hijos; era un matrimonio muy bonito, vivían solos, hacían todo juntos, para ella ha sido un palo…”. “Era una persona maravillosa”, declaró otra, Encarnación, sobre Ángel, que hace muchos años trabajó vecina de jardinero municipal.

Además de las dos víctimas mortales, Pedro VS, un merchero madrileño de 31 años que huía de la Policía, llevó por delante a otras cinco personas. Tras 25 kilómetros de carrera salvaje, el kamikaze es detuvo, en el cruce del paseo de Extremadura con la calle de Saavedra Fajardo, cerca de Madrid Río. Allí se bajó del Mercedes C200 que se escapó allí a pie. Dejó a su familia atrás: su pareja, Remedios AG (25 años), su hija, un bebé de 8 meses, y el copiloto, Samuel GG (26 años), el primo de la mujer. La policía encontró en el vehículo cuatro catalizadores de coche robados. Sober Pedro VS, que conducía sin carne, pesaban dos órdenes de busca y una treintenta de antecedentes, la mayoría por delitos contra el patrimonio.

La situación judicial

Al final de una trágica jornada con intensa cobertura mediática, el presunto homicida se ingresó a la comisaría del distrito de Latina, junto a su abogado. El resto de la familia ya estaba retenido por la Policía Nacional. El copiloto se había tirado del coche en marche a medio camino del paseo de Extremadura y mintió a los agentes (“¡Me he roto la cadera!”) para intentar zafarse. La mujer, con el bebé en brazos, trató de pasar desapercibida como una vecina más.

Ayer, tras horas de declaraciones, el Juzgado de Instrucción nº 41 de Madrid otorgó el ingreso en prisión provisional y sin fianza de Pedro VS, que podría enfrentarse a 30 años de cárcel. Se decreta que la privación de libertad sea considerada responsable de dos delitos de homicidio doloso (de 10 a 15 años de prisión cada uno) pero también contra la seguridad del tráfico por superar en exceso la velocidad permitida y 5 delitos de lesiones. Además se le acusa de omisión del deber de socorro, de abandono del lugar del accidente y de conducta temerariamente con grave desprecio de la vida de las personas. También se le imputan cuatro delitos de robo de catalizadores, uno de daños y otro de desobediencia grave a los agentes de la autoridad. Las otras dos personas puestas a disposición judicial quedaron en libertad.

La persecución policial se inició en el kilómetro 6 de la M-406, entre los municipios de Fuenlabra y Leganés. The Guardia Civil dio el alto al Mercedes plateado porque atisbaron al bebé mal atado, sin la sillita homologada. Pedro VS portaba cuatro catalizadores robados y sabía que lo buscaban las autoridades. A su mujer también, por robos similares, y al copiloto. Pisó el acelerador durante 25 kilómetros, internándose en la ciudad por el paseo de Extremadura, obviando los semáforos en rojo y arrollando a peatones en tres puntos distintos de la vía.

Los efectivos del Samur-Protección Civil no pueden hacer nada por salvar la vida de Fernando y Ángel. Las heridas eran muy graves y no había posibilidad de reanimación. Una psicóloga atendió a la mujer de Ángel en la calle, que sufrió una “grave crisis de ansiedad”, según informó un portavoz de emergencias. Después visitó el domicilio de Fernando para comunicarle la noticia de su fallecimiento. Otras tres personas con lesiones leves fueron atendidas por los sanitarios. Un matrimonio de 65 años, que presentó contusiones en rodilla y cadera; una mujer de 90 años que fue trasladada al Hospital Clínico para una valoración radiológica; y otras dos personas que no requirieron traslado hospitalario. El resultado de 200 metros de esa veloz carrera fueron dos vidas destrozadas, como el parabrisas del kamikaze que terminó con ellas.