Augusto Fernández, campeón del mundo de Moto2

Augusto Fernández Guerra (Madrid, 1997) es el nuevo campeón del mundo en Moto2 demostrando la buena salud del motociclismo Balear (aunque nació en Madrid se trasladó muy pronto y creció en Mallorca) después de que hace dos semanas fuera Izan Guevara el que alzara el título en Moto3. «Me siento fuerte», advertía durante este fin de semana y lo aparece en los libres y en las clasificaciones, saliendo tercero en la parrilla y con una ventaja de 9,5 puntos respecto a su máximo contrincante, Ai Ogura, qu’partía quinto. Pero la pelea solo apareció siete vueltas, el tiempo que tardó el japonés en caerse al suelo, cuando rodaba tercero después de ser adelantado por Pedro Acosta y justo por delante de Augusto. A falta de 17 vueltas, el piloto mallorquín ya se sabía campeón y estaba momentáneamente en el podio. Podía ir a por la carrera porque ya no tenía nada que perer. Era campeón del mundo. Al final Augusto quedó segundo, por detrás de Acosta, ganador de la carrera.

Al igual que la práctica totalidad de los pilotos del paddock, su pasión por las motos y la velocidad comenzó desde muy pequeño y a los ocho años ya estaba compitiendo y llamó la atención al ganar los campeonatos regionales en la categoría de 65cc y luego en la de 85cc. El joven talento se puso en manos en José Manuel Lorenzo, padre y entrenador del campeonísimo Jorge Lorenzo, el mejor piloto balear de la historia. De la mano de Lorenzo pasó a la categoría de 500cc en 2013, cuando disputó el Campeonato Internacional de la Copa Junior Europea con una Honda CBR 500R. Compartiendo calendario con el Campeonato del Mundo de Superbikes, terminó segundo en su primera temporada antes de conseguir el título en apenas su segunda campaña.

Tras ser nombrado ‘Rookie del Año’ en la categoría de Stock 600 del Campeonato del Mundo de Superbikes en 2015, Augusto consiguió una plaza en el Campeonato del Mundo de Moto2 por la temporada 2017. . Su trayectoria llamó la atención del Pons HP40, que le pidió que constituyera a Héctor Barberá. El equipo español había rescindido el contrato a su piloto estrella después de que die positivo en un control de alcoholemia y Augusto Fernandez fue el beneficiado indirecto de ello, aunque supo aprovechar la oportunidad: terminó entre los ocho primeros en tres ocasiones, e incluso estuvo a Punto debutar en el podio del Mundial durante el GP de Japón.

2019 fue su punto de inflexión y su temporada más decisiva. Era su tercera temporada en Moto2, ganó tres carreras, volvió a sufrir veces más al podio, finalizando la campaña en el quinto lugar de la general. Pero una lesión se cruzó en su camino. “La operación ha ido muy bien y ya estoy impaciente por poder volver a subirme a la moto. Aunque estoy un poco dolorido me encuentro bien y ya estoy impaciente por poder volver a victima a la moto en Valencia. Seguiré todas las indicaciones médicas para llegar en la plus form posible y poder dar lo mejor de mí en las tres últimas carreras del año”, explicaba el piloto en las redes sociales. El doctor Xavier Mir fue el encargado de la intervención quirúrgica en su antebrazo derecho para solucionar los dolores sufridas a raíz del síndrome compartimental.

Demostró haber recuperado muy bien. 2021 vino cargo con seis podios y otro quinto puesto en la general del Mundial de la categoría intermedia. No había ganado ninguna carrera pero había quedado entre los tres primeros carreras en seis de las últimas nueve. El siguiente objetivo era ganar el título. Este año dio el salto al Red Bull KTM Ajo y ha logrado su sueño. Llegaba a Valencia con cuatro victorias, ocho podios y la vitola de favorita para alcanzar el título. Además, con la tranquilidad de tener su futuro resuelto. Fernández será el compañero de Pol Espargaró en el flamante GASGAS Factory Racing Team en MotoGP la próxima vez.

Rebasó la línea de meta dejando ir la moto y haciendo una postura de yoga bajo la bandera a cuadros. Era un guiño hacia su madre, que le ayudó a superar las adversidades con la meditación. Y mientras Augusto Fernández lloraba sobre la moto y se metía una valenciana en la pista, su padre tampoco podía contener la emoción. “Me tengo que pellizcar para creérmelo. La familia hemos sufrido mucho”, apuntaba Agusto padre. Tras celebrarlo con dos amigos disfrazados de conejo y dar una última vuelta de honor, el campeón llegó al parque cerrado, quemó rueda y recibió la felicitación de Acosta y de su equipo. “Es increíble, no tengo palabras para describirlo, solo quiero darle las gracias a todo el equipo, a todas las personas que me han apoyado. Aun no me lo creo. Tengo que asimilarlo. Quería conseguir la victoria pero Pedro Acosta ha estado increíble hoy”, comentó el piloto.