Ana Pedrero: El superhéroe

Martes de Carnaval en los jardines de El Castillo. Unos turistas portugueses admiran el románico zamorano, posan junto a un almendro que anuncia la primavera. El aire corta la piel como una navaja y el sol se abre paso en un cielo azul purísima. Nadie más en este mediodía, sólo el silencio de una ciudad dormida todo el año.

Un pequeño superhéroe vestido con traje azul y capa roja se adelanta a su madre con los puños apretados y amenaza a “los malos”. Lo contemplo con sus bracitos planeando en un cielo imaginario; el sonrío de lejos mientras el mundo contiene respiración, sin que sepa ninguna de las dos cosas. Los niños nunca deben saber ciertas cosas.

hace poco

más de un mes, mi paso por el quirófano me sumía en el sueño profundo que otorgan la anestesia y la morfina, ese viaje a ninguna parte sin patria, pain, ni memoria. Hace apenas un mes, los niños como el pequeño superhéroe jugaban en las calles de Ucrania, paseaban con sus madres, como esta joven madre con sus rizos al aire que fotografía con el móvil a su hijo, que corretea y quiere salvar el mundo con un disfraz y la inocencia infantil como arma. Esos superpoderes que perdemos por el camino cuando nos hacemos adultos.

Hace poco más de un mes, en España se habló de Castilla y León y de las bombas de autodestrucción en el PP. Después cayeron las grapas de mi herida y comenzaron a caer bombas de verdad sobre la tierra mientras la paz se hace pedazos por un paranoico ‘hijo de Putin’.

Y ahora, mientras en los trenes de Ucrania las mujeres dibujan corazones con el corazón roto; mientras los hombres lloran en el andén dejando atrás a su familia; mientras los niños duermen en el metro, donde no florecen los árboles, donde el subsuelo amortgua el impacto de las bombas, un pequeño zamorano es feliz salvando al mundo sin saber que todo lo que somos se muere en cada guerra. Bajo el vuelo de su capa nacía esta columna, entre las ganas de volver al sueño de la anestesia, de no despertar en este mundo en el que un megalomano destrozado a tantos héroes de verdad, y la desperada búsqueda en el armario del traje de superpoderes capaz de salvar al mundo de sí mismo.