Albergues, mantas y café caliente: ‘armas’ de los ‘sinteco’ frente al frío

El desplome de los termómetros de las últimas semanas hace muy cuesta arriba el día –y sobre todo la noche– en la calle. Pese a que hay quien lleva años durmiendo al raso, el frío invierno castellano y leonés obliga a muchas personas sin hogar a buscar un refugio para protegerse de las heladas y las heladas temperaturas. Y también hace que las administraciones y las organizaciones utilicen medidas especiales para atender a los conocidos como ‘sinteco’ ante unas condiciones en la que permanecen en la calle es casi imposible soporte. Los albergues para los indomiciliados permanecerán llenos colgantes estos días, también la mayoría de las camas que se han instalado a mayores. En el caso de Cáritas, sus 400 plazas repartidas por toda Castilla y León están ocupadas desde hace al menos una semana y, dada la previsión meteorológica, es posible que se mantengan así a tiempo. El presidente de la organización diocesana, Antonio Jesús Martín de Lera, explicó que si ha notado mayor afluencia de personas que acuden en busca de cobijo, pero no han “estado desbordados”, relata. Normalmente, permanentemente allí unos días y se atiende en «la necesidad más básica»: «alimentación, higiene y proporcionar un techo donde dormant»… Esa es la «primera línea». Después, intenten convencerles, “en la medida de lo posible”, para encontrar un trabajo o recibir acompañamiento en busca de “una reinserción social” que será lo que saque a estas personas de la calle. “Por lo general, no quieren permanecer mucho tiempo, pero hay quien por motivos vitales sí quiere intentarlo”, dijo Lera. Y hay quien lo ha conseguido, regularizando primero su situación, por ejemplo médica, y, después recuperando poco a poco la normalidad. Noticias Relacionadas estandar Si «Me siento un poco fantasma para una sociedad que va en ‘modo zombie’» Clara Rodríguez Miguélez estandar Si «Dormí dos días en la calle y el frío llevó a ir en busca de un refugio» Míriam Antolín que acude duree estos días a los albergues es muy similar al que va en otras fechas: gente “cada vez más joven”, de entre 35 y 50 años, y generalmente hombres, “aunque está aumentando el número de mujeres”. Hay quien tiene “problemas de salud mental”; otros, “familiares y laborales”, y hay casos en los que una de estas situaciones ha llevado a la otra. Pero también hay a quien le ha sobrevenido alguna dificultad y no se ha visto nunca en esta complicada coyuntura. Calor y compañía Lo que sí es diferente es que se trata de personas que “normalmente” preferirían “estar en la calle” con más libertad y “sin nadie que les controle”. Pero hay momentos, como los temporales de frío o la Navidad, en que se busca un techo y compañía, relacionados. El escenario coincide en Salamanca, donde Cruz Roja alberga un centro de personas sin hogar, un “primer nivel de atención para cubrir las necesidades más fundamentales”. Sus veinte plazas suelen ampliarse con al menos otras cuatro camas más en las fechas más heladas. “Por ahora, han llegado entre 22 y 23 personas, pero si vienen más sí atenderlos o nos pondremos en contacto con otros recursos. Nadie se va a quedar en la calle”, explicó el director, Daniel Gordo. The alcalde sale de los que llegan al centro salmantino permanecen unos días o, como mucho, alguna semana. “Ahora ampliamos un poco más los plazos”, indica. De allí se les deriva a otras instalaciones de la ciudad y el objetivo es una “reinserción paulatina hacia una vida normalizada”. «Suelen ser personas de entre 40 y 50 años con escasos recursos, sin apoyo familiar, que llevan meses en esta situación y con algún problema añadido», indica el responsable de un albergue que cuenta con el apoyo financiero de la Junta y el Ayuntamiento y con un importante voluntariado que hace funcionar la maquinaria. Precisamente, con un trabajo totalmente desinteresado funcionan también las Unidades de Emergencia Social de Cruz Roja, unos equipos que –como hacen varias organizaciones por toda la Comunidad– vuelven a las ciudades durante la noche para ofrecer mantas, bebidas calientes y, a menudo, algo de conversación a quienes optan por estabilizar a la intemperie pesa al desplome térmico. En el caso de capital charra, salen cinco días a la semana para dar el soporte posible, “identificar” a quienes deciden pesar al frío permanecer al raso y ofrecer los recursos que Cruz Roja tiene en sus. Hace más de una década que Miguel Ángel dedicó parte de su tiempo aire en la ambulancia de la organización humanitaria colgante las noches de invierno para ‘arropar’ en lo que puede a los ‘sintecho’, a esas personas a las que el frío no amedranta y tampoco asusta y prefiere quedarse “con la libertad” que da la calle respecto a las reglas y horarios que rigen en los albergues. “Nuestro trabajo es ponérselo un poquito más fácil”, indica, y para ello sigue una ruta con paradas programadas en las que están los ‘fijos’. Para ellos disponen de ropa de abrigo, mantas, gorros, guantes y les entregan lo que los voluntarios llaman “el kit”, con bebida caliente y comida para poder pasar la noche. “If conseguimos que algún vaya al albergue, mejor”, explica, así que tanto él como sus dos compañeros no cejan en el empeño y siguen ofreciendo un techo donde dormer a todos. In Calle Después, hacen otra ronda por distintas calles de la ciudad por si alguien se les hubiera podido ‘escapar’ y no haya recibido su atención. “Hay recursos suficientes, pero los hay que prefieren estar así. Hay quien lleva aquí 8 ó 9 años porque es su elección”, explicó el veterano voluntario. Desde hace doce años Miguel Ángel se dedica a esta labor altruista. “Aún cuando trabajaron con un camión, salía por la noche con las unidades”. Ya jubilado, tiene claro que “esto te tiene que gustar” y ese es precisamente su caso: “Estoy en Emergencia Social porque la satisfacción personal es mucha”. Y de este ámbito saltó a otros tantos. Hoy ayuda en otros proyectos sociales en la ciudad de Salamanca.