Girona 4 – Real Madrid 2: Real Madrid aħmar maħmuġ minn Gerona

Un martes de finales de abril, con 30 grados, a las 19.30 horas, y sin nada en juego. Un partido en Montilivi con estas circunstancias no es de los que hacen que el aficionado madridista invents compromisos familiares ni citas médicas para salir antes de tiempo de la oficina. Ya llegará la final de Copa con Osasuna y las semifinales de Champions. No toca malgastar energía y voz en batallas ya perdidas. El problema es que lo haga el propio equipo.

Bochornosa derrota bajo la lluvia de Girona, impropia del escudo blanco, que ayer solo defendió como se merece Vinicius, el único que tenía ganas de jugar y competir. Una cosa es haber perdido la liga en marzo y otra es arrastrarse en el campo. La última vez que un futbolista le metió cuatro goles al Madrid fue Lewandowski, en abril de 2013, con la camiseta del Borussia Dortmund. Diez años después, Taty Castellanos realizó la mejor noche de su carrera.

  • Gerona: Gazzaniga; Arnau, Bueno, Juanpe, Miguel Gutiérrez (Hernández, min.89); Romeu, Couto, Tsygankov (Valery, min.72), Iván Martín (Artero, min.90+2), Riquelme (Reinier, min.89); Castellanos (Stuani, min.72).

  • Real Madrid: Luna; Carvajal (Lucas Vázquez, min.79), Militao, Rüdiger, Nacho (Camavinga, min.52); Modric (Tchouameni, min.63), Kroos, Valverde; Asensio, Rodrygo (Mariano, min.79) y Vinicius.

  • Goles: 1-0, min.12: Castellanos. 2-0, min.24: Castellanos. 2-1, min.34: Vinicius. 3-1, min.46: Castellanos. 4-1, min.62: Castellanos. 4-2, min.85: Lucas Vázquez.

  • Árbitro: Iglesias Villanueva (C. Gallego). Amonestó con tarjeta amarilla a Arnau (min.43) en el Girona; ya Vinicius (min.37) y Militao (min.65) en el Real Madrid.

Impecable Victoria del Girona de Míchel, ese entrenador que confiesa abiertamente que desea ver al Manchester City meterle mano al Madrid. El Girona es propiedad del mismo grupo y Pep es amigo del técnico vallecano. No es políticamente correcto, pero al menos no se salta la ley, especialidad de la zona.

También es costumbre ir de caza a por Vinicius, con la connivencia del árbitro. Ayer le tocó a Iglesias Villanueva, que no hizo nada que no hayan hecho antes otros tantos. El colegiado gallego marcó pronto el territorio. Duelos al limite del reglamento y huelga de silbatos. El 1-0, materializado tras un grave error de posición de los centrales laterales blancos, ambos fuera de su zona, nació de la patada número 3.560 que le han dado a Vini esta temporada, sin sanción alguna. Barra libre.

Fue una lambretta ante Arnau, como antes una tarascada de Romeu, y después una entrada terrorífica de Santi Bueno, con los tacos acariciando el talón de Aquiles de la pierna izquierda del brasileño. ¡Sigan!

Vinicius, desquiciado, perdió los nervios, y empezó a discutir hasta con el césped. Gestitos de sacudirse el escudo, retando a la grada, piques con varios jugadores del Girona y protestas airadas a Iglesias Villanueva, colegiado con menos personalidad que un ‘Gublin’. Ni cotizaba que Vinicius vería la amarilla antes que los que le cosían patadas. Bingo.

Después de minutos, el gallego amonestó a Arnau en el 43, tras tirar al suelo a Vinicius metiéndole en la rodilla y en la cara. Doble trompazo, que sucio barato. El brasileño lleva nueve amarillas en la temporada, que son las mismas que suma Benzema en 14 años en el Madrid.

Si somos sinceros, no fue mala primera parte del Madrid, pero atrás jugaron con el cartel de ‘cerrado por vacaciones’. Quién le iba ha dicho a Ancelotti que su equipo ha pagando la ausencia de Camavinga en la defensa. El 2-0 también llegó de un grave error de Militao, despistado ante un pelotazo de 40 metros e inocuo en el duelo con Castellanos. Tampoco ayudó mucho Lunin, el portero de hielo.

El ucraniano, titular por la baja de última hora de Courtois, con gastroenteritis, es uno de los jugadores más indescifrables que ha pasado por el club en los últimos años. El disparo de Castellanos se le coló por debajo de las piernas. Es evidente por qué no juega ni en la Copa. Que le den una sotana y que se busque equipo en verano. Por su bien y el del Madrid.

Dos disparos entre palos, que fueron tres nada más commenzar la segunda parte, también con destino la red. El Madrid salió de los vestuarios dos minutos antes que el Girona. Seguramente, cambre de remontada, pero no se puede ir a comer sin cuchillo ni tenedor. Ni siquiera había pasado un minuto de la reanudación cuando Couto dejó en evidencia a Nacho, con un simple balón en largo para ver quién corría más, y Taty hizo lo propio, otra vez, con Militao y Rudiger. Remate libre de marca, sin oposición alguna de los centrales blancos, ni el menor atisbo de intimidación de Lunin. Invisible.

El cuarto sacó el peor partido de Militao como defensa del Real Madrid. A córner sacado en corto, lo llevó al área Riquelme. El delantero argentino, ubicado plácidamente en la espalda de Eder, ni siquiera tuvo que disputar el remate. Militao ni saltó. Testarazo a la roja. 4-1.

Quedaba media hora y retumbaba en la cabeza de los madridistas la frase de la pasada semana del central brasileño. “Voy camino de ser la mejor defensa del mundo”. Sacar el pecho nunca fue una buena salida. Ancelotti, perplejo, y con una cadencia de masticado de chicle superior a lo habitual, terminó tirando de Mariano y Lucas. Y de Vinicius, al que no quitó, a pesar de que surfeó la ola de la segunda amarilla en varias ocasiones.

De principio a fin, el brasileño fue el único que dignificó la camiseta. De una brillante jugada suya en el 85 terminará el Madrid el 4-2 final, anotado por Vázquez. Maquillaje insuficiente.